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Nevares

EN LAS RIBERAS DEL RAHUE.

EN LAS RIBERAS DEL RAHUE.

Se lleva el reflejo de la ciudad en un ala, el queltehue;

y en la otra, humedecida, el cielo oscuro de marzo.

Piloto de la inmensidad,

su grito es grave, metálico, como un cínife.

 

Yo estoy entre alforjas de humo,

entre botones de sangre,

y tardes con intenso olor a cuero, a vino, a tráfico de almas,

zurciendo los versos que otros vienen a visitar

como en una florería.

 

Yo estoy con el cañón de tu voz apagado

escuchando el silencio de la ciudad,

imaginando que paseamos bajo la lluvia repentina,

mientras estallan los aromas del café

y el de las dalias ya resecas del olvido.

 

Y no sé qué haces con tus sedas

ni en qué oficios misteriosos se ocupan tus manos.

Si hurgan en el pasado de unas cartas,

si abren unas cajas ya oxidadas de recuerdos.

O simplemente duermes, y no haces nada.

 

Ese pájaro representa la libertad

del viento que se mueve a destajo.

Calles paralelas.

Luces de un panal, de un pulmón que trabaja con todas sus fuerzas,

mientras marzo se desgasta en mis naipes

de rostros repetidos hasta el cansancio.

Más allá, el arco de un puente; el dormitar del río

oscuro y verde y ronco. Y cuando amanece, no hay nada nuevo,

sino lo mismo.

Las alforjas de humo, el olor del cuero, los papeles llenos de sangre.

Tu voz ausente en el auricular de los siglos.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

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