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Nevares

¡ECCE HOMO!

¡ECCE HOMO!

Me define esa desconocida que pasa ante mi ventana

y da una mirada hacia arriba, como si me reconociera.

Me definen los látigos del viento cuando dan

contra las pautas de los violines y se hielan automáticamente las aguas.

Me definen los leones que bajan de la piedra

y la sílice que trepa a los ojos de esos mismos leones, a la entrada de un edificio.

Las personas solas que rinden un homenaje

a lo que fueron, cuando yo estoy ocupado en otras cosas:

en engalanar papeles o en descascarar zanahorias,

y el agua en la cacerola hierve mentalmente.

 

Me define el entusiasmo de mis cigarros

que vuelve más amarillo el tiempo, en ausencia del pergamino del sol.

En ausencia de los gritos de la Esfinge,

en ausencia del desierto que no llega hasta aquí.

Me define la marejada de los timbres,

la oxidación de los pasos en la avenida,

la evangelización de las hormigas

y todo el oro que se pierde en las hojas muertas.

Me definen tus ojos cuando me miran

y tus oídos cuando deciden escucharme. La noche llena de barcos fantasmas.

 

Me definen este aniversario sin torta,

este compromiso sin anillos de nosotros,

el espesor de tu sombra, la altura inalienable de tus gemidos,

el diamante que hay escondido bajo tus talones,

las pitas que cruzan desde un hemisferio a otro sobre mi cabeza

y donde cuelgo mis ropas heridas de soledad.

No precisan decir nada tus labios ni el papel crujiente del no-regalo,

ni los años que obturan este día como a una vieja cañería de plomo.

Soy feliz a mi modo, soy pájaro, soy libre. Palpo mi cara. ¡ Ecce homo!

Y recuerdo que debo afeitarme. Martes.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

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