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Nevares

CORAZON DE BOLSILLO.

CORAZON DE BOLSILLO.

Este teléfono, que es mi corazón

de bolsillo,

lo llevo a todas partes, encendido, apagado,

pendiente del humo, como una chimenea sin hogar,

esperando la ternura cabal del día.

Pongo atención a la voz que no se escucha

subir en la marea de la hierba feroz,

cuando cruzo la avenida solo,

decirme cosas blandas, dulces cosas ignoradas,

voces de alivio y de perdón.

 

Si Dios sabe mi número exacto

¿me hablará algún día sobre mis zapatos?

Cuando todavía estoy en guarismos de ángeles,

podría plantearme sus tesis de agrado.

Voy, camino de bruces, busco entre las hojas,

y nada.

Hurgo el bulto de su voz en mi esqueleto,

y negrea, regresando, una ausencia de pantalla oscura.

Dos fierros rotundos,

un quejido de quién, agonizando.

 

Todavía, cuando le habla la naturaleza al pájaro

como una madre al hijo,

me queda mirando a mí

con su cara de plato el silencio.

Pasos que se pierden en el bulevar.

Sangre fresca que entra en las vitrinas para desmayarse.

Y se prueba tanta ropa la adversidad,

para no comprar nada, sino el miedo de ayer.

¡Qué linda la que pasa!

¡Esa que no viene para mí!

Ni en cuarto secreto cigarro.

 

¿Será que la empresa quiere dejarme sordo

y me entregó un buzón de voz sin destino?

Me entregó este estuche con un cadáver dentro,

pequeñito, pequeñito como yo mismo era antes.

Dos piedrecitas para raspar la chispa de mi entusiasmo menor.

¿Y tengo yo por tarea encender la pradera?

¿Tengo que responder, respondiéndote?

Apenas escucho mi segundo corazón bajo el sonido

del tambor primero,

y con el gusano que roe mi sien.

 

Negra pesadilla. Es justo cuando cambia la marea

del sol, y asoma en gerundios.

Cuando cecea la sombra de un gemido que asoma.

Y entre tos, me dice que no vendrá.

Que se ha enfermado el árbol de su origen, y un líquido

amarillo corre en mi bolsillo de hombre.

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

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