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Nevares

ENCADENADOS AL SILENCIO.

ENCADENADOS AL SILENCIO.

Encadenados al silencio, los muertos tuyos y los míos

no pueden eludir una simple piedra,

no pueden apartarse de la línea recta

de su recuerdo fijo.

 

Los muertos no saben encontrar bajo la tierra inhóspita

otro exilio que no sea el de la triste oscuridad,

y aun así el silencio se niega a revelarlo en sus ojos.

Bronce del que ha huido la realidad,

la inmensidad ecuestre del animal,

dejando al jinete en el aire

y el molde vacío del cabalgar.

 

Los muertos no tienen otro oficio que el esperar

pacientes

que el candado del olvido se abra solo o se oxide.

 

Es que son como los vigilantes viudos de la mirada

montando guardia al atardecer,

frente al cuartel, con el sol ya destruido.

 

Los muertos han perdido el anillo de compromiso con la memoria,

y, en castigo, no bailarán el vals con las novias,

la noche en que se casen ellas con el enemigo.

Por mientras, duermen. NO hay nada allá afuera,

a excepción del viento sin rostro.

 

No importa que Uds lo ignoren:

es mentira la fiesta de los vivos, muertos.

Incapaces de sueño,

flotan a la deriva los globos.

Ellos también lloran por ustedes.

¡Están clavados en sus recuerdos que explotan!

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

 

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