Vuelve la primavera

A veces
es la manzana la que nos muerde la boca,
cuando ya creíamos que el amanecer partía
sin nosotros y con todo el barco a bordo.
Los dedos se comprometen de nuevo con la mano,
volviendo a acariciar.
Y el viejo molino,
no porque haya acarreado tanta agua del río,
deja de recordar cada onda dulce, acuartelada
en los ojos de su misión.
Hay una historia que se guarda en los mugidos
de los animales que pacen su inquietud analfabeta,
y entre los brazos, ingobernables por el viento,
de los más antiguos robles. Es lo que hay que descubrir.
Vuelven tantos con la primavera:
Whitman, Neruda, Vallejo, Huidobro, arrastrando sus cantos.
El jueves los vi juntos en la Plazuela,
conversando de lo mismo. Fue inevitable.
Al verte a ti, se reordenaron los cielos.
Y al juntar nuestras dos mitades, nos sonrieron, nos saludaron.
La lechuza sacudió su tristeza nocturna en el árbol desmadejado.
Y la manzana, dulcísima, nos mordió la boca de nuevo.
Tú no los viste: tenías los ojos clavados en mí.
Pero, yo sí. Y hasta la placita se sacudió de sus clavos.
Autor: Julián Rojas.
23-09-07.
Derechos Reservados de Autor.
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