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Nevares

LA MUERTE EN GRANADA

LA MUERTE EN GRANADA

La vida es aquel chorro de arena que se desgrana en Granada, en el Patio de los Leones, en la plenitud serena de La Alhambra.

Pensaba, en Fuentevaqueros, ante el monumento del pueblo a su poeta Federico García Lorca y, sobre todo, afuera de la casa-museo, en la idea española de la muerte, teñida, ciertamente, de fatalidad árabe. Los arcos de medio punto semejan una débil llama de esperanza; porque el agua ( la vida ) está amenazada por el fiero redondel de fauces, que se prolonga en el silencio de las graderías taurinas, entre chasquidos de castañuelas y el taconear agónico y masculino que llora ante la imperturbable muerte, que es hembra.

Ocurre que, en Santiago de Chile, había recibido la noticia de la partida inesperada de dos queridos amigos, demasiado jóvenes, niños aun: Julio Robert y Juanito Avalos. Entonces, le dejo a Manrique la gloria, para interpelar yo a " la huesuda" como un fogonero furioso:

No sólo derribas laureles, princesas de amor, madres piadosas, sandalias que domeñan lobos...Cuando andas ociosa, aburrida de todo esto, hundes en tu ciénaga al humilde, al desconocido defensor de una tarde de fútbol dichosa, al hijo que le falta como una extremidad a su madre, arrancándole los labios a nuestra escasa alegría.

Muerte, te acuso, formalmente, de terrorista, de cobarde; de sembrar el pánico en nuestra novelita íntima. Saltas, como el caballo del ajedrez, desde los leones de la Alhambra; desde aquel oro refinado con sangre al barrio de mi patria lejana.

Como si no te bastara haberte hurtado a Federico, a Pablo, a Violeta, a César. A las avecillas canoras del mundo. ¡Quieres convertirme en tu eterno cronista! ¿Cuándo serás tú el cronopio y yo el cóndor?

 

Artículo publicado en el diario El Mercurio de Antofagasta, 15/10/1997

bajo el nombre de Héctor Cordero Vitaglic.

Derechos Reservados de Autor.

 

 

 

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