HIROSHIMA, O EL AMOR.

A todo le colocamos ángeles
los muy cretinos
como si los ángeles no fuesen de otra geografía sino del adorno
( la ene está demás )
Como los trenes le ponen humo a la distancia dejándose querer
Al dar el primer mordisco al pan de la mañana
no sé si muerdo sus alas delicadas
( cambiar la última ele por una d )
o un ramal ferroviario completo
me chorrea una pasta verdiblanca en la boca
hecha de parnasos de niños ancianos o de frescos cipreses
que el Ministro de Transportes o Dios mismo me castigará
porque quien ama no piensa en el nido sino en el tránsito
en el corazón piensa tanto como en los girasoles amarillos
Y cuántos no quedarán esperando bajo la lluvia
con sus nombres con sus citas listos para vivir
peinados y para acudir al trabajo o a la misa de doce
Serán como los túneles que no visita el tren detenido de mi ansia
hurgando sólo en la partida de tu cuerpo de tu voz congelada
Sólo me preocupo de mis revoluciones
de la sangre que ya se espesa en la esfera del reloj
mientras afuera cae toda la nieve del mundo
La revelación de los dioses es así
violenta para el eje único para el ojo del lector
coronado de alas y de nimbos
Ni culpa tengo de quererte
como una Hiroshima sacrificada
en la vieja estación del relámpago y del humo
Autor: Julián Rojas.
Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.
0 comentarios