EL RATÓN DE LAS SEIS.

El ratón de las 6 me despierta
puntualmente
royendo las paredes de la madrugada.
Y roe justo detrás de los crucifijos.
¿No lo habrá enviado el Demonio?
Me levanto lleno de frío
y mordido por el hocico
ponzoñoso de la miseria.
El negro tubo de la soledad tiene
un sonido triste de flauta andina
hecha con un hueso de uno mismo, a la medida.
A esa hora,
cuando todavía se desperezan
famélicas estrellas en el cielo,
yo también quisiera
cavar un agujero en la pared
para asomarme a su mundo de silencios distintos,
agobiado ya de éste.
Fumo.
Y como no le gusta el humo
del hosco cigarrillo,
el roedor se va,
pero siempre para volver puntualmente al otro día.
El ratón puede ser mi conciencia
que me reclama
el estampido en la sien, sorda de tanta edad,
o el hambre
sencilla y humana que ya anda a esa hora en pie,
vestida con su chilaba
guadañosa y llena de agujeros, y tan terrible que es.
Autor: Julián Rojas.
Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.
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