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Nevares

PERROS NAUFRAGOS

PERROS NAUFRAGOS

Perros náufragos de la vida como yo,

perros que mendrugan el silencio -esa voz de nadie-

en las esquinas astilladas,

y han perdido hasta la memoria, o, al menos,

sus grandes orejas no escuchan nada.

 

Cuando uno es parte del paisaje

y las miradas de todos siguen de largo,

resbalando -gelatinosas a las 4 de la tarde-

en las vitrinas de nuestros ojos.

Un último aullido y se ahogan, perros náufragos,

en el agua del reloj.

Las dos manecillas locas, por más que se persiguen, no

alcanzan

a formar la cruz.

 

Nunca se exhumará ese día

que ha pasado a ser anónimo,

cuando dejé mi corbata colgada y muerta en vida

junto a las astillas de mis ropas de perro náufrago.

Las semillas de ti y la muerte mía

apenas se miraron de reojo en la intimidad sorda de

un closet.

 

Mañana, alguien llorará ante mi collar vacío.

Quién sino yo sabrá que existieron

las dos cuencas hermosas de tus ojos

náufragos de mí, y que así me lloran.

 

Autor: Héctor Cordero Vitaglic.

Derechos de Autor Nº 244009 (2014)

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