FELIZ CUMPLEAÑOS

Desde que se inauguró el cielo y alguien encendió las estrellas
que estoy esperando que se cante el Feliz Cumpleaños.
O, tal vez, me equivoque y todavía no llega nadie al velatorio.
Este silencio enorme es más colosal
que el de todos los estadios juntos después de la derrota.
A lo mejor son los preparativos para cuando yo muera.
Y ayer fuiste a cambiarte de traje.
Ayer recordaste tus garras y tu guadaña.
Tu verdadera misión en este mundo.
Tu cuerpo humano ensayó una disculpa.
Me hablaste algo del cansancio, de un nuevo dolor,
del sueño, de un reposo.
Que tú seas la Muerte y no la Vida. ¿Por qué no?
Aun a más de ochenta kilómetros del mar, los árboles luchan contra las olas.
Las calles están cargadas de sal. Y el viento picoteado de gaviotas playeras.
Es la misma lejanía a mi infancia. Sólo que ahora con los huesos al revés.
En actitud de recogida.
Con ángeles revoloteando a mi alrededor. Y estrellas que no se deciden si a cantar o a llorar.
Mis viejas neuronas que no dan con tu evasiva.
Mis piernas agotadas que no alcanzan a saltar el muro
de tu franca retirada. Y en vez de acudir a mí mi madre, huye.
Derrama sus sonrisas en una galaxia infinita
al final del corredor familiar,
lejos del dormitorio de los niños, del comedor de todos, tan pronto me desprendo del cordón umbilical.
Me hubieran dado un abrazo como un paracaídas.
Un beso con sabor a todo.
Y enseñádome a rezar con un golpecito de Dios mismo en las espaldas.
Pero no. Sólo me plantaron ante este enorme silencio.
Esta butaca de tribuna para el pleito final.
Y no sé si el partido terminó o todavía no comienza.
Autor: Julián Rojas.
Derechos Reservados de Autor
bajo responsabilidad del mismo.
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Patricio Malatrassi -