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CALAMAR

CALAMAR

Me sumerjo en tinta cada noche para ser

ese tranquilo y hacedor animal que te prometí,

en paz contigo y con las palabras,

que apenas nos reconocen entre sus filas.

 

Me quedo atónito mirando la mitad del día

boca abajo,

los rayos de luz que se filtran pulsando mis botones,

buscando, tanteando en las costuras del hombre que fui.

 

Hay mucho movimiento e inquietud de fuegos;

muchas estrellas colapsando en una realidad cada vez más pequeña.

Y es difícil saber dónde está el enemigo,

no sólo cuando calla; sobre todo, cuando sonríe.

Cuando al darnos la última paletada de tierra,

lo hace como si nos echara sobre el lomo un abrigo.

 

Me sumerjo en la tinta para mantenerme puro,

así como los verbos huyen, dando gritos, de los adjetivos.

En esta gramática feroz con quien más me identifico

es con ese molusco llamado calamar.

Y entre todas las aguas, azules, saladas, desnudas,  prefiero las profundas,

adonde no llegan los anzuelos ni las carnadas

ni las preguntas.

 

Mi regla es simple:

calamar que huye no acaba en la ensalada.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor

bajo la responsabilidad del mismo.

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