SE ME ACABO EL SENCILLO

En los confines de las ollas muere el sabor disuelto en metal y en vacío.
Yo creo que los dioses están más a gusto en la cocina que en la sacristía,
por esas delicatesses y condumios
que los hacen desear ser humanos,
aunque a ciertas horas del día.
El tiempo, en tanto, marcha con las manos en los bolsillos
como un apacible aldeano.
El tiempo se asemeja más a una tortuga que a una liebre.
Y dormita dentro del ataúd sin ninguna incomodidad,
esperando eternizarse para cuando llegue su inquilino.
Qué nervio este siglo de puras pruebas, físicas y espiritivas,
de saltos ornamentales desde el jarrón hasta la silla,
con algunas fracturas intermedias, y muchas,
muchas, muchas, muchas, muchas
cuentas que pagar.
Ayer he recibido una carta desde el Olimpo,
y aunque venía sin ninguna escritura,
pensé...¡qué raro!
A mí que jamás me saludó ni un obispo;
a mí que sufro del mal de las alturas.
Y como el tema inevitablemente caerá en política o en amor,
apago mi cigarro, me echo al hombro los bártulos,
y aquí me despido. No tengo nada más que contar.
Adiós...,good bye.
Se me acabó el sencillo.
Autor: Julián Rojas.
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bajo la responsabilidad del mismo.
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