UN CABALLO LLAMADO TRISTEZA

El plato de tallarines hace cantar al perro de la casa
como si fuera un tenor italiano,
mientras llueve en la mañana
y las olas del mar intercambian entre sí
ramilletes de flores y argollas de plata.
Me quedo quieto sobre las teclas de esta máquina,
a ver
si tus ojos de los retratos
me mojan con su nostalgia también a mí,
como ese cascabel de gotas
con que el niño que ya partió hacia el Cielo
celebra su nuevo cumpleaños.
Las paredes de mi pieza se sostienen en pie
envalentonadas con mi sangre.
Todo parece igual desde la partida de mi nacimiento
y a la llegada de mi largo viaje por el mundo.
Humedad y semillas
en el abrazo
que se dan para emparejar el marcador desigual
la Vida y la Muerte.
Mis brazos te esperan, agobiados como los guantes,
como los cinceles, como los martillos bajo el catre.
Las sombras están atadas en sus amarraderos habituales.
¡Qué parece este lugar!
Un barco carenado de paciencia.
En lo alto, la corona de las esferas ciegas.
Y, tirando desde mis pies, el lastre del silencio.
Ramonea entre las hierbas altas los tréboles más tiernos,
el caballo del vecino,,,,,
que se llama "Tristeza".
Autor: Julián Rojas.
Derechos Reservados de Autor
bajo responsabilidad del mismo.
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