EL LOBO QUE VIVE EN MI.

El lobo que vive en mí y que no olvida
jamás su pedacito de selva
en la cuadrícula augusta de una baldosa
festonados viernes de sonrisa canícula
cuando vienes
te mordí muy fuerte los labios lo siento
córrete un poco para adentro animal
que todavía no llega san Francisco
y tampoco es hora de predicar
Me han dejado los humos acorralado
entre el aura celeste y la bocanada caliente
sólo de la memoria me deshago en este hartazgo de carne
aunque el cánido animal tiene otros recuerdos de sangre
de clavos que se desclavan desde lentas paredes inversas
y la edad que suda semestres cautivos de sombras
errantes globos nómades
virtuosísimos de tacto al sentarse
en el puro aire impuro de la tarde
Embolo de capucha café taza a taza bajando el líquido cuadrado
por tu rodilla rota que espesea en el fondo arácnido
un nudo no sé si griego o latino qué importa si lo deshago
tal vez demasiado pronto
tu cintura llena de cíngulos albares
contra la leche negra del amanecer desbocados de uñas
oh ángelus oh sempiterna luz que amarillea girasoles
oh alma mía cánida que se desangra como un hipérbaton
bajo la canícula calva de las sílabas silbantes
roto ya para siempre de todos mis dientes
magia única de los viernes y animal que suda singular
Autor: Julián Rojas.
Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.
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