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Nevares

INCENDIOS INCOMPRENDIDOS.

INCENDIOS INCOMPRENDIDOS.

Encuentran a dos perros ahorcados en una torre.

Un marica llora en sus altas percusiones toda la madrugada

sin dejar dormir a nadie, y luego, tal vez, se droga, y sigue lagrimeando.

Su sexo es el saxo; aunque, en verdad, le encanta el órgano.

¿Quién es el Hombre y quién el animal?

¿Dónde se nos quedó traspapelado Shakespeare, Dios?

Un taxista viola a una niñita en el descampado,

la mete en un saco, y todavía viva la arroja al mar...

¿Llegamos a este planeta sólo para eso?

Yo me levanto cada día con hambre y con frío

para poner lo mejor de mí en cada poema, y luego, estas bestias

ensucian el aire, lo asfixian con sus bemoles estridentes,

como cagarrutas de moscas.

Llamo a la policía, a Batman, a los bomberos. No pasa nada.

El marica y el asesino, simplemente cierran la puerta, nos dan las espaldas.

Pero he leído a Sartre, a Nietzsche, a Camus.

Escuché al Cristo en el Sermón de la Montaña.

Crié, aunque no lo suficiente, a tres hijos,

que andan por el mundo rectos y erguidos.

Y aun así no estoy conforme.

Pobre el inocente asesino.

Inocente y pobre por el mundo verdadero que se pierde al matar a éste,

que a él le parece sólo de utilería.

Pobre el marica de la calle Lynch, el Beño insociable, insaciable, que no deja dormir a nadie.

No se sabe por cuál de sus amigos llora en sus percusiones.

Es el Hombre quien ha caído como nunca

y no sólo en el pugilato y en la verba legislativa,

sino también en la lucha diaria, en la dura pelea por sobrevivir.

Y en el acto tan íntimo de despiojarse.

 

Hasta los espejos se niegan a reflejarnos.

Las madres quisieran entonces renunciar a nosotros

y devolvernos a la matriz.

Pero

ni aun así renaceríamos mejores.

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad de el mismo.

COSAS PERDIDAS.

COSAS PERDIDAS.

En los cementerios,  

los pasos no se oyen sin que se alejen de nosotros.

Todo es de una esperanzadora novedad...

aunque nada sucede de nuevo, ciertamente, hace miles de años.

Igualmente, existen segundos y terceros trasfondos

en el aleteo de  los pájaros que se fugan.

 

Los muertos tienen sus ojos ya limpios de todos los horrores

como el cielo después de una tormenta.

Y de sólo mirarnos así nos quemarían

con sus francas pupilas cargadas de nostalgias.

 

No. No pueden hacerlo.

Y no porque les esté prohibido por Dios

sino porque nos aman.

Así se limitan a escribirnos  en el revés de las hojas,

en los delgados hilos de sus silencios.

...Pero para esas cosas

naturalmente somos analfabetos.

 

En tanto..

¿qué palabras callan misteriosamente,

como un batallón de soldados,

los acorazados labios de los cipreses?

 

¡Oh cuánto más dedo retiene amoroso

el anillo encontrado entre sus ruinas!

Llamo y llamo. No sé a quién devolverlo.

 

Su amarillo, más allá del oro,

abre un forado de ternura  en mis ojos.

Tanto,

que a su sola visión desolada

el sol se niega a marcharse.

El pasto vuelve a verdear en el laberinto de las mentes.

 

Los huesos antiguos detienen su demolición.

La muerte se anima en el latido de una flor, confundida,

creyéndose pájaro.

 

Me imagino,

si hubiese encontrado algo más vivo

...como un reloj.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de  Autor bajo responsabilidad del mismo.

 

 

 

 

 

 

LAMOTTE,LA PERVERTIDA.

LAMOTTE,LA PERVERTIDA.

(Texto basado en la novela "Posesión" de A.S.Byatt)

 

LaMotte está acostada, ahora mismo, con su amante

en otra alcoba y en otra época.

Se exalta en mi visión de poeta mientras escapa

tanto de mi amor hacia ella como de las páginas de la novela que leo.

Mas no hay nada de victoriano en este enigma,

nada del preciado oro, más bien del latón sombrío y doloroso

abollado en todas sus partes (como ciertas pasiones),

donde se desfiguran los rostros, hasta dejar de serlos.

 

Impresionan el silencio de la noche, la distancia, el misterio

y la hora del suceso, agrandados por el martillar del reloj

que amenaza con estallar en mi cerebro como una tercera sien,

mientras arde en cera esta suerte de cadáver doliente que soy yo,

el lector engañado, tendido en mi propia cama,

ante la aberrante fiesta lésbica de las dos. Me imagino a LaMotte

desnuda frente a un espejo, y a la otra que la observa, solazándose.

Mi tesis es que toda pervertida sólo se ama a sí misma.

 

No hay mayor herida. Y no habrá perdón de Dios ni del hombre.

Es el ocaso total de lo que brilla. Es el adiós, pero el definitivo.

Sentado, fumando, espero lo inevitable:

la muerte del tiempo.

La caída estrepitosa de todas las escenas.

El mar revolcándose y ahogándose en sus propios remolinos.

Y en cuanto a ellas, como no tienen olvido en mí, tampoco tendrán la gracia de sus cenizas.

Las descubrirán un día, en un fondo oscuro, enteras y anudadas como dos alondras.

 

Es porque nada conciben que nada engendran al final.

Tan sólo una insinuación de felicidad pasajera (en una absurda posesión),

como el polvillo que al volar dejan caer las mariposas.

Sólo sombras de sus míseras sombras.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

 

 

 

 

ALGO DE SAGRADO TIENE LA POBREZA.

ALGO DE SAGRADO TIENE LA POBREZA.

Algo de sagrado tiene la pobreza,

el ser así, humildes, como tú y yo,

hasta las lágrimas,

y frente a los días que se vuelven

tan terribles y tan largos.

 

Dios nos tiene muy cerca de su corazón,

y sólo por Él no pasamos frío

ni sentimos hambre;

sólo compasión por todos aquellos

que tienen menos que nosotros.

Dios nos tiene a todos en su corazón.

 

¡Vamos, anímate! ¡Ponte de pie!

¡Levanta la frente y la tarde;

no te eches a morir!

Que no es de pobres el ser así;

porque algo de sagrado tiene la pobreza

frente a los años terribles y largos.

 

Y mañana -no lo dudes- la dulce recompensa

de ser así: puros de alma, sencillos y hermanos,

humildes hasta las lágrimas,,,

llegará al fin a nuestros brazos.

¡Vamos, anímate! ¡Ponte de pie!

¡No te eches a morir antes de tiempo!

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

PERROS NÁUFRAGOS.

PERROS NÁUFRAGOS.

Perros náufragos de la vida como yo.

Perros que mendrugan el silencio -esa voz de nadie-

en las esquinas astilladas,

y han perdido hasta la memoria, o, al menos, sus grandes

orejas no escuchan nada.

 

Cuando uno es parte del paisaje

y las miradas de todos siguen de largo,

resbalando -gelatinosas a las 4 de la tarde-

en las vitrinas de nuestros ojos.

Un último aullido y se ahogan, perros náufragos,

en el agua del reloj.

Las dos manecillas locas no alcanzan a formar la cruz.

 

Nunca se exhumará ese día

que ha pasado a ser anónimo,

cuando dejé mi corbata colgada y muerta en vida

junto a las astillas de mis ropas de perro náufrago.

Las semillas de ti y la muerte mía

apenas se miran de reojo en la intimidad sorda del closet.

 

Mañana, alguien llorará ante mi collar vacío.

Quién sino yo sabrá que existieron

los dos huecos hermosos de tus ojos,

náufragos de mí,

y que así me lloran.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

 

 

TE HAS REÍDO DEL AMOR...

TE HAS REÍDO DEL AMOR...

Te has reído del amor

y no es que tengas razón

ni, mucho menos,

que el amor haya pasado de moda.

Es sólo que los amantes se han empobrecido

y escasean como las aves exóticas.

Yo, por ejemplo, vendí hasta mi alma para seguirte,

y hoy -14 de febrero- estoy triste y solo.

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

NOTAS A CLAUDIO ARRAU.

NOTAS A CLAUDIO ARRAU.

Más de la mitad de esta manzana dorada y muda que he comido

se agusana, y a toda velocidad,

y luego de prestarme su luz.

 

Conocí gracias a ella el interior del árbol.

Era mejor quue el más confortable de los palacios.

Allí escribí versos profundos e iluminados,

aunque se perdieron,

porque también iban de paso como yo.

 

Algun día el hombre formará la Sociedad de los Manzanos,

y volverá a sus raíces, a la naturaleza de donde brotó.

Entonces, morirá tan lento que no alcanzará a descender al ataúd,

y en consecuencia la tierra se elevará al Cielo.

No existirán las odiosas clases sociales.

El miserable no tendrá que andar con un hacha detrás del pan.

 

Los días se sucederán maravillosos

como las vívidas ráfagas de las teclas del piano

en manos del genio de Chillán: don Claudio,

interpretando al Beethoven joven y sordo...¡qué lástima!

en la mismísima catedral iluminada del interior de un árbol.

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

 

 

 

HAY VECES...

HAY VECES...

Hay ganas de no amanecer a veces

porque ya se sabe como memoria de piedra

la tonada

de lo muy gris que vendrá

...y entonces ¿para qué?

 

¿No fue para algo mejor

que fuimos hechos

a imagen y semejanza

de Dios-Padre?

...Que me perdone Él, que me perdonen todos.

 

Pero hay veces que no doy

con el pan ni con el latido,

ni con el ladrillo hiriente de la mirada,

...y yo mismo no me encuentro

parecido a mí, ni a otro.

 

Estoy sobrando -me digo-

desde que nací en cápsula de trigo o de tiempo.

Y pensar que, como hijos de Dios,

lo sabríamos todo

incluso antes de vivirlo.

 

Mas hoy quiero devolverme

a la madre dulce, al origen, a la especie,

y después que otro me cuente lo que pasó,

aunque me llamen cobarde.

Pero, hay ganas sinceras

de no amanecer a veces. Lo reconozco.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

EL CARTERO.

EL CARTERO.

Poema del libro "Fábula Necesaria" (1995)

Reg.Prop.Intelect.Nº92.377

 

El cartero trae las manos heridas

por las intimidades que lleva.

¡Pájaros con agujeros!

Baja, cuando trepa los peldaños,

sudando en los ascensores como en un confesionario.

 

Jamás mostradle el balcón de vuestras casas,

si os trae un misterioso sobre amarillo.

Porque, cuanto más alegre, a ratos, llora.

...Lo presiente una bandada inmediata de gorriones.

 

El cartero busca entre sus uñas

la mancha predecesora de otras manchas,

que se uniforman al servicio del hombre

que asoma bajo él.

Acomoda la carga en el arpa dormida del brazo.

Armoniza en la mirada las distancias.

Bien atados los nudos de las rodillas,

y, discreta, siempre, la oreja oficial.

 

Autor: Julián Rojas (Héctor Cordero Vitaglic)

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

POETA INVITADA.

POETA INVITADA.

Vanessa Arriagada Osorio.

Precoz poeta de sólo 11 años de edad, alumna del 5º Año Básico del Colegio Santa Cecilia, a quien detecté en un mini- taller de poesía que dictamos para algunos cursos ,como Círculo Literario Melipal, en dicho establecimiento educacional hace unos meses. Vanessa, es poseedora de una poesía no sólo de hondos y sensibles sentimientos, sino que ya vislumbra, paralelo a ello, la preocupación por el cuidado constructivo de los versos, que es muy loable para sus cortos años de vida. Sin duda que, de seguir leyendo a otros autores (para nutrirse de sus conocimientos y audacias constructivas) y perseverando en este difícil arte, tendremos, para nuestro gozo espiritual, una futura Gabriela Mistral o una Alfonsina Storni. Les transcribo a Uds., mis amables lectores, dos poemas de su hechura, a modo de ejemplo de este precoz talento osornino.

 

Mi vida.

 

Desde chica estuve paseando

en otro mundo como si fuera

otra persona

en mi adentro.

 

Es mi vida hermosa,

con personas a mi alrededor.

...Mi vida, mi vida.

¡Dios, qué hago con mi vida!

 

Silencio.

 

Silencio. Yo me uno al silencio.

La noche bebía vino en la oscuridad.

Silencio al miedo y a la verdad;

temor a todo tipo de silencio.

 

Perdida la luna en el silencio,

ya no alumbra su resplandor.

De alumbrar el camino de la vida,

el silencio se guarda en la tumba conmigo.

 

 

Autor (de la crónica): Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

 

 

DESDE LO ALTO DE LOS SIGNOS.

DESDE LO ALTO DE LOS SIGNOS.

...Y caías a la tumba, Señor, desde lo alto de los signos,

desde los cabellos erizados de la tarde.

Caías sin detenerte, sin desear detenerte,

como un niño goloso sobre una torta de chocolate.

La concentración de gentes, algunos con sus mejores

atuendos, otros casi desvelados, en pijama,

parecía más una reunión de tunantes, de mercaderes

alegres y casuales como en un viernes de feria.

 

Cuando el cielo cerró sus labios y oscureció sus dientes

y la tierra agitó violentamente las colinas con sangre,

al fin parecieron comprender a plenitud el deicidio;

pero, así y todo, discutían para quién era el perdón:

si para Barrabás, el terrible bandido que emblemaba

la revolución del pueblo contra el invasor de occidente;

o para Jesús, El Nazareno, El Hijo del Hombre,

alabado en un pesebre por los Reyes de Oriente.

 

Los romanos eran codiciosos y crueles con espadas y lanzas.

Los sacerdotes, sólo fanáticos lectores al pie de las Letras.

No había nadie ni nada que te salvara, Señor

de su sed de poder y de su ignorancia.

Alguien jugó a los dados tu vestidura, y la lanza

que se clavó tan honda, tan terrible en tu costado,

hirió el clamor de las montañas, la mansedumbre de los ríos

y la horizontalidad de los siglos.

 

Hasta el gallo cantó triste ese día. Y fue el llanto de tu madre

las alas de un cielo irreparable que se quedó sin golondrinas.

Ahora, buscamos tu dolor. Ahora, adoramos tus espinas.

¡Qué fácil conclusión! Llenamos de templos tu augusta ausencia.

Martirizamos la carne por encontrar un rastrojo siquiera

de tu verdadero Amor, que cambió la faz del mundo.

Y el Señor bajó los ojos, mortalmente vencidos,

luego de exclamar su estremecida queja de abandono.

 

Somos los gusanos que habitamos el lodo,

luego de haberlo tenido todo, y perdido en nuestras manos.

Dos maderos cruzados quedaron para siempre vacíos.

Tiemblan por ese horror los cruces de los caminos.

Desde lo alto, mi Dios, caías esa tarde llena de signos.

Nadie puede decir que, de estar allí, no los comprendería.

Cualquiera de nosotros puede ser Barrabás, y cualquiera

el Judas cobarde. Han pasado veinte siglos, y todo sigue igual que antes.

 

Autor: Julián Rojas (2003).

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

PLENILUNIO.

PLENILUNIO.

Sólo para ser tristes hemos navegado bajo las estrellas

de crujido en crujido,

de ola en ola,

hasta que se me volvieron amarillos los cabellos.

Tengo un corazón viejo y doliente

encerrado en un cuerpo de niño,

y mis gemidos parten la tierra como un arado

a falta de mis manos que se alejan, agotándose;

mientras el alma, ignorante de ésto, canta palabras

embriagadas en tinta.

 

Poco logramos con estar juntos de día,

si, irremediablemente, enviudamos de noche.

Ya no tiene vino la viña de mis desdichas,

perdido como voy, definitivamente, en cada viaje nocturno

con mis pequeños sueños de grandes alas.

Nos falta el sustento del encuentro y el metal del coraje.

Todo lo que queda son tus sedas que suspiran,

tu mirada que permanece fija en mi ocaso amarillo,

desesperadamente suave, como una felpa,

y en donde nadan hasta ahogarse mis gemidos.

 

Voluntad del humo que desata mi cigarro,

triste recompensa que trabaja a domicilio,

mientras se hunde mi alma en la carne de la noche,

solitaria, como la más sola de las estrellas.

Está mancillada la Rosa de los Vientos

y perdidas para siempre las cartas de nuestro camino.

Ciegamente, vagamos entre los geranios.

Son barandazos entre la niebla, los encuentros:

ocasos, eclipses de días desiguales;

llenas las expectativas, hasta los bordes, de cenizas pálidas.

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

 

 

INVITACION

    Centro Cultural de Osorno y Círculo Literario Melipal invitan a Ud. al evento ANTOLOGIA EN VIVO, con la presentación del escritor, poeta y gestor cultural JULIAN ROJAS (ex-alumno de Gonzalo Rojas en la U. de Concepción), quien cumple cincuenta años de trayectoria literaria. Esta actividad se realizará el día miércoles 23 de septiembre del año en curso en el Salón Lámpara del Centro Cultural (calle Matta, entre Ramírez y Los Carrera) a las 19,30 hrs. La primera parte será de lectura de poemas y, luego de un intermedio musical con el dúo Chávez-Subiabre, Rojas dará a conocer parte de su novela Cabellera de Berenice, de próxima edición. La ceremonia será conducida por el poeta Gilberto Palacios, quien hará una exposición crítica de la obra del autor. Su presencia dará el realce necesario a este evento cultural, donde también se recordará el aniversario Nº36 del fallecimiento de Pablo Neruda.

                                                                                                                                                                       Osorno, septiembre de 2009

ME BAILA EL ANILLO EN EL DEDO.

ME BAILA EL ANILLO EN EL DEDO.

Estas palabras vienen del otro lado del papel

como de una sien abandonada

latiendo sin la premura de la arteria

y sin duda alteradas por la lente del olvido

Tanta soledad tanta

como para que el anillo baile solo en el dedo

famélico metal amarillo

Y vienen traspuestas de emoción

recién despeinadas por la mañana fría de algodones

Vienen como la promesa de amor entregada en la escuela primaria

-de eso hace como sesenta años-

cuando sí que era magnífico el sol gallardo el gallo

cálido y crujiente el pan de los desayunos

abierta en dos hojas maternales la sonrisa

por donde veíamos entrar los gloriosos barcos

cargados de horizontes a la bahía natal

Triunfos y más triunfos dorados azules

que después derrotarían para siempre los años

 

Estas palabras vienen del otro lado del papel

recién dada vuelta la esquina donde tropezamos fatalmente

enfermos nuestros ojos ahora de un exceso de tinta

de alguna anomalía de la córnea

mientras circula el aire decididamente enfermo

con palpitaciones anómalas del hígado

El traje blanco de la promesa -aunque sigue siendo fiel- está todo agusanado

negro de sus encajes y puños deshechos sus almidones

apolillado en el fondo del closet

Y mientras escribo todo esto me baila el anillo en el dedo

el amarillo de la soledad inunda la mañana

y estoy nadando como el salmón en contra de la mirada aterrada

y de la marejada inexorable de las horas

y de la fuerza descomunal del río humano

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

 

 

 

 

 

 

EL RATÓN DE LAS SEIS.

EL RATÓN DE LAS SEIS.

El ratón de las 6  me despierta

puntualmente

royendo las paredes de la madrugada.

Y roe justo detrás de los crucifijos.

¿No lo habrá enviado el Demonio?

 

Me levanto lleno de frío

y mordido por el hocico

ponzoñoso de la miseria.

 

El negro tubo de la soledad tiene

un sonido triste de flauta andina

hecha con un hueso de uno mismo, a la medida.

 

A esa hora,

cuando todavía se desperezan

famélicas estrellas en el cielo,

yo también quisiera

cavar un agujero en la pared

para asomarme a su mundo de silencios distintos,

agobiado ya de éste.

 

Fumo.

Y como no le gusta el humo

del hosco cigarrillo,

el roedor se va,

pero siempre para volver puntualmente al otro día.

 

El ratón puede ser mi conciencia

que me reclama

el estampido en la sien, sorda de tanta edad,

o el hambre

sencilla y humana que ya anda a esa hora en pie,

vestida con su chilaba

guadañosa y llena de agujeros,  y tan terrible que es.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

TORO BRONCÍNEO.

TORO BRONCÍNEO.

Esta mañana temprano

saco mi alma a pasear de la mano

para que no se pierda tan niña.

La luz amarilla de mi pieza

está muy triste y fría

y distante.

 

Paso, repaso las vitrinas

del buen yantar,

del cristiano vestir de tongo y pajarita

y comparo los maniquíes en serie, escarlatas

con las astillas de mi vieja capa,

con el forro en cuadrículas de espantoso verde,

que ya se sale

por el agujero de mis ojos.

 

El toro broncíneo de la plaza

¿en qué verano se habrá tostado como un guerrero del campo,

si en esta hondonada húmeda de la ciudad,

llueve y llueve y llueve todo el año?

Todo es un precipitar de ventanas ventosas,

de árboles a la deriva,

de vientos huracanados que se llevan

la peluca empolvada del señor Corregidor, siempre a caballo.

 

Y le digo a ella,

ausente, despertando yo en mi realidad de hoy,

frente al toro:

"Todo te lo perdono, todo,

menos

que te hayas olvidado

del grano de oro de mis palabras,

y que te hayas hartado,

en silencio y sola,

del sin mí,

mientras yo pasaba hambre de tu cuerpo

y sed de tu alma".

 

Y entonces

...vuelve a caer una lluvia de plomo.

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

RAICES DEL SUEÑO.

RAICES DEL SUEÑO.

Mi sueño es un pez inquieto

remontando el río.

 

Tu beso es tibio

como huevo de paloma.

 

Se mueve tu cuerpo

con la lentitud de una hora

sonámbula

en el reloj.

Como las ramas de la acacia

agitadas por el resplandor de la luna;

de las lechuzas que pasan, ciegas,

de vuelta a casa,

o como el ladrido anónimo de los perros

bajo el peso de la noche.

 

Basta un roce de tus manos de hembra,

y me duermo profundamente

en un segundo pozo.

 

Mi sueño tiene redobles de caballos

sobre la hierba apacible.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

ESTA RESACA DE LAS COSAS.

ESTA RESACA DE LAS COSAS.

Esta resaca de las cosas

encalladas en el silencio de sólidas espumas

como un poema que no alcanza a alzar su vuelo del cenicero

 

En vano las horas buscan

una playa donde desembarcar

En vano porque el tiempo sin entusiasmo pasa de largo

 

Ha caído la noche con sus raíces como redes ya deshechas

en el cuarto que es mi ataúd

Y justo entre mis codos pensantes

 

Cuando estoy a punto de saltar al abordaje del dibujo

que te tiene presa en la pared del lado del mar

se deshace la resaca y las cosas hieren mis labios mis sienes mi paladar

Tu sonrisa tus ojos tus cabellos vuelven a la realidad

echándose a volar sobre las nubes ligeras

 

Y mientras tú andas lejos suelta y libre

todavía

a mí me falta herirme en algo de verdad

para llegar a sentirme

 

 

Autor : Julián Rojas.

Derechos de Autor bajo responsabilidad del mismo.

TODAS LAS SEDUCCIONES.

TODAS LAS SEDUCCIONES.

Juliemos mientras podamos

No hay un solo rostro donde esconderse

Tarde o temprano ella  la huesuda

llegará con sus dorados botones

alumbrándonos en el rincón cobarde

con nuestros propios ojos vueltos hacia dentro

 

Julia Julieta Julián

La cadena infinita

hará con nosotros lo que ya hizo con nuestros padres

Que todos pasan por el aro de su goce

Los perros lamen nuestra sombra

Juliemos mientras podamos

 

Hay una nube en el horizonte

llena de polvo

en que se deshace la luna

y el candado se desbanda en las manos vigilantes

volando por el aire

como un muerciélago

 

Es el derrumbe de la conciencia

Hasta en la última galería de la mente

todo se ilumina para nada

La muerte es nuestra amante eterna

Todas las seducciones del mundo son una porquería

al lado de ella                        Ella la perfecta prostituta

Mil veces más ramera

que la más ávida pelandusca de los puertos

 

Se traga nuestro goce

en un solo gemido que dura infinitas noches

Polvo polvorín polvorazo

de los caminos subcelestes

Cuando se nos llegan a caer de pudor las alas

La perra sarnosa nos lame los huesos en pleno sueño

exigiéndonos mucho más de lo que somos

de lo que damos

 

Nos vemos ridículos

vacíos de aire los riñones

con las herramientas del sudor en nuestras manos

como cuando un mono imita al hombre

vestido de frac y fumando un puro

El escenario se traga el alma  que bosteza

Ella no tiene ni una pizca de pintura en los ojos en los labios

pero

¿por qué no podemos quitarle la vista?

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.

YO SOÑABA LAS VIÑAS CRESPAS...

YO SOÑABA LAS VIÑAS CRESPAS...

Así te  recuerdo, más o menos, amiga..

con tu aire triste detrás de los Andes.

Hielo y más hielo. La mirada desolada, lejana,

y, en medio, como casi perdida,

tu iluminada voz latiendo dentro de un sobre blanco

como un pájaro pequeño.

 

Yo soñaba las viñas crespas de aquellos cerros.

Los caminos infinitos perdiéndose en lontananza.

Los atardeceres heridos por mil batallas.

 

Pesan las mariposas en la insistencia de sus alas.

Los sueños tienen su propio peso específico y aparte.

Es demasiado grande, demasiado

enorme el barco que llevo temblando

entre mis manos terrenales en busca de un puerto.

Recorrí Chile entero, sin hallarlo.

 

¿Sabías tú que lejanos, pretéritos antepasados míos,

con una espada y un arado, domeñaron esas tierras

donde has soñado tanto?

Se llamaban a sí mismos, maragatos. Llegaron

con los primeros conquistadores desde el norte de España.

Cuando escribo todo esto me sacude el frío brutal de la historia.

Siento las lanzas del malón, el griterío atroz de la sangre,

los ríos que enrojecieron urgidos por los sables.

 

Después, todo fue medido y pavimentado.

Hubo sinrazones humanas y locos desvaríos.

Y fue en lagares como esos, donde crecimos...,

ávidos de ensayarnos, y cada uno por su lado.

Como en una obra magna, pero entre precarios bastidores.

 

Llegaron los encantadores de serpientes.

Los vendedores de oportunidades.

Los que transportaban el rayo y la energía en los bolsillos.

Por todos ellos, tu carne y tu sombra pudieron crecer sin dudas.

 

Vino la pila bautismal, la salud, el poderío,

al igual que la enfermedad y la sepultura junto a los parronales.

Se uncieron en cruz los senderos desconocidos.

Y las calles del pueblo, antes anónimas rúas,

de ahí en adelante llevaron nombre de héroes.

 

Sólo que las mariposas dentro de tus sobres

no resolvieron nunca sus temblores azules...

y las naves en mi bahía siguieron sueltas,

sin conocer su destino, su rumbo.

Hubo un aquí y un allá. Un ahora y un entonces,

como una sombra alejada, independiente de su cuerpo.

 

Y nos palpamos un día en la inmensidad del camino,

sin reconocernos.

Desde ese día vamos sin memoria y perdidos,

como marchan hacia el sol del invierno,

presintiéndolo con sus ojos oscuros,

todos los ciegos del mundo.

 

 

Autor: Julián Rojas.

Derechos Reservados de Autor bajo responsabilidad del mismo.